viernes, 4 de diciembre de 2009

La Reina de Corazones

(Aclaro antes de exponer esta teoría que me refiero solo a cuando tíos y tías no se conocen de nada e intentan ligar entre sí. Cuando hay relación previa las cosas son MUY diferentes).
Lejos de nuestro trascendental debate, esta vez voy exponer unas líneas muy diferentes pero que muchos podrán hilar fácilmente con el tema de origen. Quizás porque este sea un daño colateral de éste o puede, y solo puede, porque esté realmente intrínseco en él. ¿De qué estamos hablando? De ligar, claro. Pero más concretamente del cómo y el por qué.
Los tíos somos buenos manipuladores. Somos buenos haciéndoos creer lo que nosotros queramos y así llevaros a la cama. ¿Fuerte? Pues más fuerte es decir que lo hacemos gracias a vosotras. Y no por qué seáis tontas, ingenuas o inocentes, nada más lejos de la realidad. Lo hacemos porque nos dejáis. Porque vosotras, en el fondo de todos vuestros corazones, queréis creer en nosotros y en lo que contamos. Y eso es porque sois unas soñadoras en busca de vuestro cuento de hadas. Como tú, mi rebelde barda.
No te dejes engañar por esas odas al feminismo como “Sex in the city” que eso no existe. Las tías también podéis jugar a eso, desde luego, y algunas incluso conseguirán sus objetivos con más facilidad. Pero aunque practiquemos el mismo deporte, no son las mismas reglas.
Nosotros somos más primarios (no primitivos), si, pero no tenemos ilusiones puestas en algo inalcanzable. Tenemos los pies en la tierra. Vemos lo que se nos ofrece y elegimos: nos vamos con ella o no.
Pero llegar a vosotras, eso si es difícil. Un arte para muchos. Y cada cual tiene su particular forma de hacerlo, aunque coincidamos en muchas tácticas.
Quizás es por eso que las mujeres, género nada tonto, me consta, ha evolucionado protegiéndose de todas nuestras artimañas y obligándonos a superarnos a nosotros mismos.
Y es que aquí se puede aplicar perfectamente la teoría del biólogo Leight Van Valen llamada: “La Reina de Corazones”.
«Como ves, hace falta correr todo cuanto una pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido», le dice la Reina de Corazones a Alicia, en 'Alicia a través del espejo'.
Ahí estaba la clave: en los cuentos de Lewis Carroll. Van Valen utilizó este relato para enunciar su teoría evolutiva, a la que llamó así, la Reina de Corazones ('Red Queen', en el original) en alusión a un país donde es necesario correr para permanecer en el mismo lugar. Eso mismo les ocurre a las especies que comparten un entorno natural: deben evolucionar continuamente para mantener un 'statu quo'.
Cómo le sucede a la nuestra.
Los hombres deben mejorar en sus artes de seducción para poder seguir atrayendo a las mujeres, que aprenden muy deprisa. Mucho más rápido que nosotros.
En resumen, el trabajo del tío es hacerle creer a la chica que es el príncipe que ella siempre ha imaginado, tenga las cualidades que tenga este. Y el de la chica es, inconscientemente o no, hacerse la tonta y creérselo. Porque vosotras siempre mantenéis la esperanza de que el ideal de relación que siempre habéis tenido se cumpla. Y creéis que el verdadero amor puede aparecer de la nada. Y tú, bardita, también. Por más que lo hayas enterrado a cien metros bajo tierra y ahora reniegues de él.
Así que, mi dulce barda, no juegues a ser tío que ese papel no te va. No vueles, sueña volar. Y hazlo alto, donde puedas tocar el sol sin quemarte. Porque para las bardas inteligentes y de buen corazón como tú siempre hay sitio en los cuentos de hadas. Y en alguno de ellos, pronto, muy pronto, alguien escribirá tu nombre. Y te prometo que te encantará ese final.
Al fin y al cabo, nunca he visto un cuento de hadas donde la princesa no acabe con el príncipe

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