viernes, 24 de abril de 2009

La normalidad está sobrevalorada

¿Qué es ser normal? ¿Seguir con las normas prefijadas por la sociedad para que no te den de lado, para que no se mofen de ti, para encajar dentro del puzzle? ¿Ser normal es igual a estar cortado por el mismo patrón que los demás?
Entonces, la normalidad es una mierda. Y todos los que piensen así son unos vainillas idiotas.
¿Por qué vainillas? Bueno, voy a permitirme el lujo de hacer mía una buena comparación que normalmente se usa para otro ámbito, pero que en esta ocasión me viene de perlas.
El mundo es una amalgama increíble de sensaciones, experiencias, fantasías y sentimientos. Y muchas de ellas se esconden en lugares que jamás podríamos imaginar. Algunos comunes, otros desconocidos, muchos prohibidos y un buen puñado poco aceptables moralmente. Y ante tal paraíso de posibles vivencias, hay un numeroso rebaño de gilipollas que practican exclusivamente lo que el modelo social les permite. Sin salirse del molde para no llamar la atención, para seguir con las normas, para no ser el “raro” y quedarse solo, sin saber que, al negarse ellos mismos a experimentar, no solo están malgastando su vida, también se están perdiendo a sí mismos.
Pues estas personas son como ese cliente que entra en una heladería con miles y miles de sabores, texturas y variaciones, y le pide al dependiente un helado de vainilla.
Y de ahí el apelativo.
La normalidad, si es que verdaderamente existe, está sobrevalorada. Lo raro, lo inusual, lo nuevo,...eso es lo que realmente cuenta, los que luchan contra corriente. Ellos son el soplo de aire fresco de nuestra sociedad. Y este es un pequeño homenaje a esos llamados frikis.



Gracias Patri por ser como eres.

jueves, 23 de abril de 2009

La verdad está ahí dentro

Dios existe.
Y ese es un hecho que hoy día podemos afirmar con rotundidad. La única objeción es que no está ahí fuera observándonos y cuidando de nosotros como predicaban, si no dentro de la mente de cada hombre.
Hace unas semanas, una universidad norteamericana ha descubierto que aquellas personas que tienen sus lóbulos frontal y occipital más estimulados, son más propensas a ser fanáticos creyentes de algún tipo de religión. Son seres humanos cuyo vacío interior solo puede ser llenado con esa fe en algo intangible e invisible.
Al fin y al cabo, la religión es solo la explicación a la incomprensión. La respuesta al miedo que sentimos ante la ignorancia de qué hay detrás de la muerte.
La religión es ilusión y, en muchos casos, paranoia.
Así que, como muchos sospechaban, son las redes neuronales humanas las que están detrás de la espiritualidad del hombre. Solo creemos en aquello que sentimos, y ésto, a su vez, viene regido por el caprichoso deseo de nuestra mente. Esas personas religiosas que ponen sus vidas al servicio de un mito lo hacen porque, realmente, están sintiendo la presencia de ese dios en sus vidas. Y hoy día podemos saber que no están equivocados ni locos, solo son diferentes porque así lo ha querido el azar de la genética.

jueves, 9 de abril de 2009

El mundo que merecemos...

¿Qué le dirías al mundo si tuvieses la oportunidad? ¿Qué mensaje te gustaría difundir para que todos pudiesen reflexionar?
En muchas ocasiones todos hemos pensado en hacer entender algo al mundo entero. En hacerles ver cual es la dirección correcta. En ayudarles a encontrar el camino.
Entonces, si esto es cierto, ¿por qué demonios no lo hacemos? ¿Por falta de medios? Espero que algo así no haya sido tu respuesta porque entonces eres un/una gran hipócrita.
Todos ahora disponemos de medios más que suficientes para, al menos, intentar cambiar el mundo. Y algo tan nimio y a la vez importante como un blog es una herramienta más que útil y poderosa para empezar a cambiar nuestro mundo.
Sin embargo, utilizamos esa oportunidad para escribir sobre temas banales y estúpidas odas a unos sentimientos magnificados que no hacen más que hacer aún más evidente la soledad en la que vivimos y nuestras ansias de ser aceptados.
Nada nos preocupa más que nosotros mismos. Y es por esta razón por la que vivimos en un mundo así. Tenemos el mundo que merecemos.
¿Es tarde para cambiar? Nunca. Siempre estaremos a tiempo de cambiar no solo nuestra vida, sino la de todos los que nos rodean. Y así, siguiendo esta cadena, quizás en un futuro podamos salvarnos todos. Porque a veces una sola persona si que puede marcar la diferencia.
 

Numero de visitas totales

Contadores Web