viernes, 24 de abril de 2009

La normalidad está sobrevalorada

¿Qué es ser normal? ¿Seguir con las normas prefijadas por la sociedad para que no te den de lado, para que no se mofen de ti, para encajar dentro del puzzle? ¿Ser normal es igual a estar cortado por el mismo patrón que los demás?
Entonces, la normalidad es una mierda. Y todos los que piensen así son unos vainillas idiotas.
¿Por qué vainillas? Bueno, voy a permitirme el lujo de hacer mía una buena comparación que normalmente se usa para otro ámbito, pero que en esta ocasión me viene de perlas.
El mundo es una amalgama increíble de sensaciones, experiencias, fantasías y sentimientos. Y muchas de ellas se esconden en lugares que jamás podríamos imaginar. Algunos comunes, otros desconocidos, muchos prohibidos y un buen puñado poco aceptables moralmente. Y ante tal paraíso de posibles vivencias, hay un numeroso rebaño de gilipollas que practican exclusivamente lo que el modelo social les permite. Sin salirse del molde para no llamar la atención, para seguir con las normas, para no ser el “raro” y quedarse solo, sin saber que, al negarse ellos mismos a experimentar, no solo están malgastando su vida, también se están perdiendo a sí mismos.
Pues estas personas son como ese cliente que entra en una heladería con miles y miles de sabores, texturas y variaciones, y le pide al dependiente un helado de vainilla.
Y de ahí el apelativo.
La normalidad, si es que verdaderamente existe, está sobrevalorada. Lo raro, lo inusual, lo nuevo,...eso es lo que realmente cuenta, los que luchan contra corriente. Ellos son el soplo de aire fresco de nuestra sociedad. Y este es un pequeño homenaje a esos llamados frikis.



Gracias Patri por ser como eres.

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